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Mobiliario es el término genérico para objetos movibles que soportan el cuerpo humano, permiten guardar objetos o sostienen cosas horizontalmente sobre el nivel del suelo. Estos se ubican en espacios interiores y buscan proveer de un ambiente adecuado para desarrollo de la actividad humana.

 

MATERIALES Y DISEÑO

Históricamente, el material más utilizado para fabricar muebles es la madera, aunque también se utilizan otros, como el metal y la piedra. El diseño del mobiliario siempre ha reflejado el estilo propio de cada época, desde la antigüedad hasta nuestros días. Aunque la mayoría de los periodos se identificaban con un solo estilo, en el diseño actual están presentes una amplia gama de ellos, desde los más antiguos hasta los más modernos.


Los requisitos básicos del diseño de muebles son complejos. La apariencia siempre ha sido tan importante como la funcionalidad y la tendencia general ha sido diseñar el mobiliario como complemento de los interiores arquitectónicos. Algunas formas han sido concebidas a partir de la arquitectura, con pies en forma de columnas, mientras que otras cuentan con soportes zoomorfos. Los diseños pueden ser sencillos o muy elaborados, dependiendo del uso al que estén destinados y del periodo en que hayan sido realizados. Los documentos más antiguos, como los inventarios de Mesopotamia, describen interiores decorados con telas de oro y muebles dorados. Algunos ejemplos que se conservan del antiguo Egipto son muy elaborados y en su origen estaban revestidos de metales preciosos, aunque también se diseñaron muchas piezas sencillas. Sin embargo, los estudios de mobiliario histórico se suelen centrar en las piezas lujosas creadas para la realeza, la nobleza y la clase alta, porque, en general, son las mejor conservadas.

El mobiliario artístico, con sus diseños elaborados, también revela mucho sobre la época en que se realizó, porque refleja con claridad los cambios y la evolución del gusto de la sociedad que los utilizó. En contraste, los muebles más sencillos, realizados para el gran público, tienden a ser puramente funcionales y, por tanto, más atemporales; las mesas y sillas utilizadas por la clase trabajadora en el año 1800 a.C. son sorprendentemente similares a las mesas y sillas utilizadas en algunas sociedades rurales en el año 1800 d.C. Las pinturas de género holandesas del siglo XVII y las estadounidenses de principios del XIX representan interiores rurales que, a menudo, son extraordinariamente parecidos.

HISTORIA DEL MOBILIARIO

Los muebles han existido al menos desde el neolítico (7000 a.C.), aunque no se conserva ningún ejemplar. Sin embargo, la historia del mobiliario comienza con las piezas más antiguas que han llegado hasta nuestros días, que son las de las IV y V Dinastías del antiguo Egipto (2680-2407 a.C.).

Mobiliario egipcio

El clima seco de Egipto y sus elaborados ritos funerarios contribuyeron a la conservación del mobiliario, que englobaba taburetes, mesas, sillas y bancos. Las pinturas murales proporcionan una idea del diseño y la utilización del mobiliario en la vida de la aristocracia egipcia. Los métodos utilizados en el antiguo Egipto se siguen utilizando hoy tanto en el diseño como en la construcción. En los muebles de mayor tamaño, especialmente en las piezas para sentarse y en las mesas, el típico montaje de caja y espiga del antiguo Egipto se sigue utilizando hoy día, aunque la espiga se suele reemplazar por una clavija para montar los muebles con más rapidez. En esa época, los cofres y arcones más delicados se fabricaron con cola de milano, una técnica que todavía persiste. Un taburete egipcio ilustrado en un panel de madera (c. 2800 a.C., Museo de El Cairo) de la tumba de Hesire, tiene unas patas de animal a manera de soporte y no se diferencia mucho de una silla (c. 1325 a.C., Museo de El Cairo) encontrada en la tumba de Tut Anj Amón.

Se han reconstruido una silla, una mesa, un banco y un dosel a partir de los restos de su revestimiento dorado original encontrados en la tumba de la reina Heteferes de la IV Dinastía (c. 2600 a.C.) en Gaza. La silla tiene patas de animal, un sólido respaldo y reposabrazos de paneles calados con dibujos en forma de papiro. La cama, más alta en la parte superior, tiene cabecera y pie de cama. La decoración en relieve de algunos muebles muestra símbolos de dioses y escenas religiosas. El diseño de otras mesas y taburetes que se han conservado es más sencillo, con patas lisas, pero muy bellamente trabajadas. Se puede deducir que los ornamentos se aplicaron originalmente en forma de revestimientos metálicos estampados; sin embargo, las pinturas murales ilustran sencillas piezas tapizadas.

Los ejemplos y las ilustraciones existentes sugieren que la decoración era muy variada. Se aplicaban láminas de oro a las patas de las sillas y mesas, y se utilizaban taraceas o incrustaciones de marfil y de otros materiales en los paneles de los arcones y en otras superficies. La utilización de elementos formales como patas antropomorfas y muebles para guardar objetos que imitaban edificios en miniatura, fue muy popular en el antiguo Egipto y en las siguientes culturas.

Mobiliario de Mesopotamia

Aunque no se conserva prácticamente ningún ejemplo del mobiliario de Mesopotamia, es posible hacerse una idea del aspecto de mesas, taburetes y tronos gracias a las representaciones plasmadas en los relieves y taraceas del periodo comprendido entre el 3500 y el 800 a.C. Un estandarte sumerio —consistente en una caja sobre una pértiga (c. 3500-3200 a.C., Museo de Irak, Bagdad)— muestra incrustaciones de conchas que representan sillas y tronos muy sencillos. Por el contrario, un arpa sumeria (c. 2695 a.C., Museo de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia) presenta taraceas muy elaboradas y coloristas, así como una cabeza de toro tallada en el remate y cubierta con láminas de oro. Una estela realizada hacia el año 2300 a.C. representa un trono sin respaldo que parece haber sido elegantemente tapizado, pero con patas rectas y sencillas. El mobiliario que se puede ver en un relieve (siglo IX a.C., Museo Británico, Londres) de Assurnasirpal II y su reina es más elaborado, con mesas y tronos apoyados en patas con formas de animales y trompetas, adornados con relieves.

Mobiliario de Creta y Micenas

Los muebles que se conservan de la civilización micénica de Grecia continental y de la minoica de las islas del Egeo son también muy escasos (véase Civilización del Egeo). Las representaciones en relieve de los anillos minoicos y de las pequeñas piezas de bronce y terracota proporcionan la mayoría de los ejemplos. Una espléndida excepción es el trono de yeso del salón del trono de Knósos (c. 1600-1400 a.C.). Los ejemplos existentes —taburetes, sillas, bancos y arcones— no sugieren que se utilizara una decoración muy elaborada. No obstante, se han descubierto un par de tablillas que hacen referencia a las taraceas y decoraciones doradas del mobiliario, y existe también una pata de marfil muy ornamentada.

Mobiliario griego

Muy pocos muebles griegos han llegado hasta nuestros días, por lo que se conocen mejor gracias a las pinturas y las esculturas. Su aspecto puede reconstruirse a partir de detalles en jarrones pintados, estelas funerarias (tumbas) y otras esculturas en relieve, como las del friso del Partenón. También se conservan un pequeño número de tronos de mármol y elementos de madera aislados procedentes de distintas piezas griegas. Los ejemplos disponibles sugieren que los diseñadores griegos no siguieron las formas libres de las piezas egeas. La tendencia a basar la ornamentación del mobiliario en decoraciones arquitectónicas, así como la simetría y la regularidad del diseño global parecen seguir el precedente egipcio. No obstante, aunque se parecen, el kliné (cama) griego es bastante diferente, en cuanto a funcionalidad, a su equivalente egipcio; el griego se utilizaba para comer y descansar, y disponía de una parte horizontal para reclinarse a la altura de la mesa, en lugar de estar a la altura del suelo. El apoyo para la cabeza era, por lo general, curvo y no se utilizaban apoyos para los pies. Aunque las patas con formas de animales se ven en alguna ocasión, eran más comunes con forma de trompeta o de columna. Para sentarse se utilizaban diversos tipos de taburetes. Al menos desde el siglo IV a.C. hasta la época helenística se emplearon también taburetes plegables con patas en forma de X y otros fijos con patas rectas.

Los ejemplos funcionales y sencillos convivían con otros más elaborados. La innovación más distintiva de los diseñadores griegos fue la silla conocida como klismos, que era ligera y con respaldo. Confortable y muy popular, se utilizó principalmente en los periodos arcaico y clásico. El klismos era básicamente liso, con patas curvadas hacia fuera desde el asiento y un respaldo que consistía en un sencillo tablero rectangular curvado desde los lados hacia el centro. Las mesas representadas en las pinturas eran por lo general pequeñas; parece ser que las rectangulares eran las más comunes. Solían tener tres patas —en la mayoría de los casos, sencillas y curvadas, pero a veces talladas con formas de animales— que podían estar reforzadas con bastidores cerca de la parte superior. Las referencias escritas y las ilustraciones sugieren que las mesas típicas eran ligeras; se colocaban en el comedor a la hora de comer y se retiraban después para dejar un espacio destinado a distintas representaciones teatrales. Las mesas redondas de origen griego surgieron en el periodo helenístico.

Los arcones de la Grecia antigua variaban en tamaño, desde los realizados a escala reducida a los que tenían tamaños monumentales, y en diseño, pues había modelos que tenían la parte superior plana, mientras que otros presentaban estilos más arquitectónicos con cubiertas de gablete. Se fabricaban de madera, bronce y marfil, con decoraciones arquitectónicas. Las formas de los arcones son una constante a lo largo de la historia; se descubrieron por primera vez en el antiguo Egipto y se convirtieron en algo tradicional hasta los ejemplos más populares del siglo XIX.

Mobiliario romano

A primera vista, el diseño romano de muebles parece estar basado en los prototipos griegos. En el siglo I de nuestra era, el opulento diseño romano reflejaba una fuerte influencia griega. Las ruinas de Pompeya y Herculano proporcionan una clara documentación de la bella decoración doméstica y muestran los lugares en que se ubicaba el mobiliario. Los frescos de Pompeya ilustran la utilización de los muebles y sugieren la existencia de una gran variedad. No se conoce de forma patente el origen ni la fecha de los nuevos muebles para guardar cosas que habían sido introducidos en la Grecia helenística, como tampoco se puede confirmar la teoría de que los aparadores fueran introducidos entonces. Los frescos romanos que muestran este tipo de mobiliario pueden ser copias de pinturas griegas, aunque se ha conservado un aparador de la casa de Lararium, en Herculano.

Los ejemplos existentes indican que en la época romana se utilizaba más el bronce y el mármol para el mobiliario que en la época griega; los diseños eran más complejos, aunque utilizaban la misma ornamentación. Además de las pequeñas mesas comunes en Grecia, se utilizaban mesas rectangulares más grandes y otras redondas de diversos tamaños. También se empezaron a crear diseños más prácticos: mesas que se podían mover y otras con bases plegables. En textos de la época romana se habla de la riqueza de las taraceas y de elaborados trabajos en marfil, bronce, mármol y madera y se conservan suficientes fragmentos como para respaldar la precisión de las descripciones más antiguas.

Mobiliario bizantino y de la baja edad media

A pesar de que se conservan muchas piezas de principios de la era cristiana y del periodo bizantino, existen muy pocos indicios de mobiliario tanto en Oriente como en Occidente. El arte bizantino ha sido muy admirado; la riqueza de las iglesias imperiales en Estambul, Turquía y en Ravena (Italia) indica que existió un lujo paralelo en el mobiliario de los palacios de las familias poderosas. Los mosaicos de Bizancio sugieren que, aunque la ornamentación clásica podría haberse estilizado, todavía se utilizaba entre el siglo V y el XI. Un monumento bizantino, el trono del obispo Maximiliano (c. 550, Museo Episcopal, Ravena), obra maestra de la escultura en relieve de marfil que cubre por completo un marco de madera, fue diseñado para uso eclesiástico, pero revela la rica y estilizada ornamentación del periodo y da una idea de la manera en que se concebía el diseño de mobiliario civil bizantino.

El denominado trono de Dagoberto I (c. 600, Biblioteca Nacional, París), un taburete plegable de bronce, tiene patas de animales, semejantes a las de los muebles romanos, pero con una forma más audaz. Manuscritos y algunos mosaicos datados entre los siglos V y IX apoyan la teoría de que, aunque se mantenía la influencia romana, los cambios en el gusto inspiraron a los artesanos a dar a los detalles una forma más abstracta y sencilla; así, los diseños planos reemplazaron al altorrelieve de la época romana. El conservadurismo, una tendencia clara en la ilustración de manuscritos de la época, también se hacía evidente en el mobiliario.

El periodo comprendido entre el siglo XI y mediados del XII, que estilísticamente se asocia al románico, se conoce por la regeneración de la espiritualidad cristiana y por el gran número de iglesias que se construyeron en Europa occidental, pero prácticamente no se dispone de datos sobre el mobiliario que, en general, era muy rudimentario. Las piezas esenciales eran el arca o cofre y el banco de piedra o de madera. Por lo que mejor se conoce el diseño de esta época es por la variedad de representaciones de muebles en la escultura francesa del siglo XII, en la que se utilizaron interpretaciones esquemáticas y simplificadas de la ornamentación grecorromana. Se conservan algunas sillas torneadas escandinavas del siglo XII de inspiración románica. Arcones de madera, realizados poco después, están tallados con diseños geométricos que siguen el estilo románico.

Mobiliario gótico

La arquitectura gótica supuso la introducción de conceptos de espacio nuevos gracias a la utilización de arcos apuntados, arbotantes y otras innovaciones constructivas, pero el diseño del siglo XII no estaba influido por el nuevo estilo. Las catedrales eran manifestaciones de opulencia pero, para los interiores, los ricos benefactores de la Iglesia parecían preferir mobiliario de roble, funcional y sencillo, cubierto con tapicería. Los elementos decorativos del gótico, en especial el arco apuntado, no se aplicaron al diseño de muebles sino hasta el siglo XV. Después, durante más de un siglo, se tallaron tracerías y arcos en los paneles de las sillas, arcones y mesas de todos los tamaños.

En el siglo XV se introdujeron algunas formas nuevas. Una de ellas fue un tipo de aparador con una pequeña zona para guardar objetos, sostenido sobre unas patas altas; tenía un espacio para colocar piezas encima de la parte cerrada, así como un estante en la parte inferior. Las alacenas tenían dos niveles cerrados con puertas para guardar objetos. Otro importante mueble de almacenamiento era el armario, con puertas grandes que cerraban un espacio de 1,5 a 2 metros. Junto con motivos arquitectónicos, como arcos, columnas y diseños foliados, también se utilizaban tallas decorativas basadas en textiles colgantes. Hay que destacar también el escritorio, que por lo general tenía forma de cofre, cuya parte superior servía de pupitre. En cuanto a los asientos, los había de diferentes tipos, el más extendido era el banco-arcón, que además de asiento servía para guardar objetos. Los sillones eran rígidos, lo cual se solventaba con el uso de cojines. Las camas solían ser amplias y cubiertas por un dosel que, en un principio, colgaba del techo. Las mesas eran muy sencillas y con frecuencia consistían en simples tablas encima de unos caballetes, lo que les confería gran movilidad. El estilo gótico, en un principio un fenómeno característico de la Europa del norte, siguió vigente en el diseño de muebles hasta principios del siglo XVI.

Mobiliario del renacimiento

Al contrario de la espléndida técnica e inventiva de la pintura, escultura y arquitectura de la Italia renacentista, el diseño de mobiliario italiano en el siglo XV tendía a ser sencillo y funcional.

Italia

La primera innovación del diseño de muebles del renacimiento italiano fue el arcón decorado de manera muy elaborada denominado cassone, con dorados, estucos y pinturas basadas en prototipos clásicos. La forma del cassone estaba en parte inspirada en los sarcófagos romanos; sin embargo, los primeros ejemplares tenían escenas que ilustraban el poema medieval Roman de la rose. Los interiores representados en las pinturas del siglo XV, como los del cuadro Sueño de santa Úrsula (1490, Academia de Venecia) de Vittore Carpaccio y el Nacimiento de la Virgen (1485-1494, Santa Maria Novella, Florencia) de Domenico Ghirlandaio, muestran la moderación del diseño italiano de muebles a finales del siglo XV.

La rica marquetería, la talla imaginativa y la utilización de la madera de nogal en lugar de la de roble (que era el material más utilizado en los primeros trabajos de este periodo) caracterizaron los más llamativos esfuerzos del siglo XVI. En este periodo se empezó a utilizar una mayor variedad de formas, así como ornamentos más elaborados. Volvieron a surgir sillas plegables con asientos de tapicería o cuero. Se crearon sillas con laterales macizos, respaldos tallados y, en lugar de patas, tablas también talladas. Comenzó a extenderse el uso del armario.

Francia

En el mobiliario francés del siglo XVI se utilizaba una decoración más rica, que reflejaba la influencia renacentista, cuyas innovaciones artísticas fueron llevadas a Francia por artistas italianos que trabajaron en las cortes de Francisco I y de su hijo Enrique II. Durante el reinado de este último, se adaptaron los diseños del arquitecto Jacques Androuet du Cerceau al mobiliario. Sus complejas yuxtaposiciones de motivos clásicos se utilizaron para decorar los muebles según el nuevo estilo renacentista. Hugues Sambin, un importante ebanista, publicó un infolio con diseños que tuvo una gran influencia y que mostraba trabajos con tallas muy elaboradas y diseños ingeniosos. Algunos ejemplos revelan una comprensión básica del nuevo clasicismo.

El entusiasmo de los diseñadores del siglo XVI prolongó este estilo hasta el siglo XVII. Las típicas mesas de patas finas con forma de columnas y sillas con respaldos de tablero, creadas entre 1560 y 1580, siguieron realizándose hasta después de 1600. En las primeras décadas del siglo XVII, los cambios en el diseño empezaron a ser muy sutiles. Durante el reinado de Luis XIII (1610-1643) se copiaban los modelos del siglo XVI, pero con más delicadeza, y se utilizaban con frecuencia chapados de ébano y carey en lugar de tallados.

Inglaterra

El diseño durante el renacimiento inglés fue más sencillo que el francés. Los detalles eran menos elegantes, la decoración de las partes torneadas más sencilla y plana, y los motivos foliados más estilizados. El roble fue la madera más utilizada durante el siglo XVI en Inglaterra. Al igual que en Francia, el interés por el diseño renacentista persistió hasta mediados del siglo XVII.

Holanda

Este interés generalizado está documentado en varias publicaciones del siglo XVII. Dos libros de diseño publicados en Amsterdam por Jan Vredeman de Vries y Crispin van de Passe tuvieron una gran influencia en la primera mitad del siglo XVII. Los ebanistas holandeses hicieron muebles más parecidos a los ingleses que a los franceses. Su conservadurismo permitió que los diseños renacentistas siguieran siendo populares hasta después de 1650. Un mueble holandés característico es el armario con una cornisa sobresaliente y puertas decoradas con molduras profundas, que siguieron fabricándolo durante mucho tiempo en América los colonos holandeses. Su influencia, probablemente a través de los libros de diseño, puede apreciarse en otros mobiliarios del norte de Europa, aunque cada zona desarrolló dibujos distintivos para las formas básicas.

España

Las influencias en España fueron más variadas. El diseño estaba influido tanto por las nuevas ideas renacentistas como por una larga tradición árabe. Aunque hacía tiempo que España no tenía conexiones directas con el islam, los delicados diseños en azulejos y cuero, y las combinaciones de madera, metal y oro (o dorados), que siguieron siendo populares durante los siglos XVI y XVII, corroboran la continuación de la influencia árabe. Durante el siglo XVI la contribución española al mobiliario fue la creación de un tipo de mueble llamado bargueño o arquimesa, compuesto por un arca de tapa frontal y numerosos cajones, sostenido por un soporte.

Mobiliario chino de la dinastía Ming

El siglo XVII fue un periodo de creciente cosmopolitismo. Las rutas comerciales abiertas un siglo antes se convirtieron en fuentes de nuevas ideas y materiales. Durante los siglos XVI y XVII, Occidente descubrió el mobiliario chino que en la dinastía Ming (1368-1644) fue cuando alcanzó su máximo esplendor. Armarios altos, mesas, sillas y bancos elegantes con diseños muy sutiles fueron elementos típicos de este periodo. Las patas rectas de las mesas y sillas se remataban frecuentemente en curva. Las escuadras y los bastidores utilizados para reforzar los muebles tenían elementos decorativos especiales; estos diseños eran sencillos, pero mostraban el modo en el que los ebanistas entendían la belleza de la madera. La decoración oriental se conocía bastante bien en el siglo XVII y tuvo una importante influencia en el diseño occidental posterior. Los chinos fueron expertos en el llamado arte de la laca, y en la época Ming se fabricaban piezas de gran calidad. A partir del siglo XVI los arcones laqueados tuvieron gran difusión en Occidente; varios ejemplares tienen soportes dorados y se adaptaron para satisfacer las necesidades occidentales.

Mobiliario barroco

El diseño barroco es más evidente en el mobiliario de finales del siglo XVII, varias décadas después de que los arquitectos barrocos italianos Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini introdujeran sus innovadores enfoques en Roma. Durante la primera parte del siglo, el nuevo estilo tuvo influencia en las superficies, pero no en las formas. Sin embargo, en el último cuarto de siglo, se produjeron numerosas novedades. Entre ellas, una mayor utilización de las cariátides (figura femenina esculpida, empleada a manera de columna) como soporte, junto con patas torneadas en espiral y volutas que eran diferentes de los modelos del primer renacimiento.

A finales del siglo XVII, se empezaron a utilizar frontales curvados en piezas grandes, como armarios y cómodas con cajones, que reflejaban la nueva arquitectura barroca. Destacan la fabricación de escritorios de influencia italiana, los cabinets. En las sillas, se pusieron de moda los tallados elaborados y los respaldos altos. Tanto las piezas inglesas como las continentales se realizaban con asientos y respaldos de rejilla como alternativa a la tapicería. También se realizaron sencillas variaciones de estas sillas con partes torneadas en lugar de talladas, pero se seguían utilizando los respaldos altos.

Barroco francés

El mobiliario más elegante y elaborado del barroco se realizó para la corte de Luis XIV, en Francia. El excelente artesano André Charles Boulle creó formas y detalles inusuales con taraceas que combinaban metal (peltre, oro, bronce o plata), carey y ébano en diseños que formaban yuxtaposiciones imaginativas de motivos clásicos: parecía como si la inspiración básica fueran antiguos frescos romanos. Las patas con forma de columnas, ricamente adornadas, se utilizaron para sostener mesas, sillas y arcones.

Mobiliario rococó

El estilo barroco perduró muchos años hasta que las modas empezaron a cambiar, primero en París y después en el resto del mundo occidental, hacia 1730. El estilo que tomó su lugar fue el rococó, que perseguía una mayor delicadeza en la escala de los objetos y una conexión más íntima entre los muebles y las personas. Los ornamentos arquitectónicos tenían menos importancia y los muebles se construían según el gusto y comodidad de las personas, no de las habitaciones.

Rococó francés

Los orígenes franceses tuvieron una gran importancia e influencia y sus resultados fueron muy importantes. El rococó comenzó durante el reinado de Luis XIV y floreció en el de Luis XV. La versión francesa de este estilo abarcaba ambiciosos diseños con gran variedad de materiales que requerían una gran destreza para construirlos. Se caracterizaban por formas complejas y sinuosas que se curvaban en todas direcciones. Motivos imaginativos se incrustaban en capas chapadas que, a su vez, estaban rodeadas de oro molido (bronce dorado) que resaltaba las patas, orillas y frentes de los cajones de una sola pieza. Las patas con forma de columnas fueron sustituidas por formas de animales con una gran variedad de curvaturas.

Rococó inglés

El rococó inglés fue mucho más sobrio. Las incrustaciones se utilizaron muy poco debido a que los ebanistas preferían usar madera fina de nogal y caoba, que se trabajaba con mucha destreza, para sacar el máximo partido a las vetas. Los diseñadores ingleses —y sus seguidores— introdujeron las patas en forma de S con pies de garra y bola para las sillas, mesas y cómodas. Este pie estaba inspirado en la misma forma de los bronces chinos (pero que no se encontraba en el mobiliario) y representa la popularización del diseño oriental. Hacia el final del periodo rococó en Inglaterra, el ebanista londinense Thomas Chippendale publicó un libro de diseños, The Gentleman and Cabinet Maker’s Directory (1754), en el que presentaba la interpretación inglesa del estilo rococó. Fue el primero en categorizar las variedades del rococó como francés, chino o gótico y ofrecer ejemplos de cada una. Los innovadores diseños franceses de la década de 1750 fueron traducidos por Chippendale a diseños muy elaborados, sin utilizar oro molido ni taraceas como hacían los franceses. El elemento del estilo rococó más subrayado por Chippendale y por la mayoría de los artesanos ingleses fue su aire de capricho, inspirado en los diseños franceses por la utilización nueva de los motivos clásicos. En su libro, se podían observar diseños chinos y góticos como formas adicionales para conseguir ese aire. Estos diseños eran más fáciles de realizar que los que seguían las pautas francesas.

Los diseñadores ingleses de este periodo (entre 1740 y 1760) solían trabajar a pequeña escala; algunos eligieron continuar con los diseños clásicos y otro grupo más numeroso se decantó por un estilo arquitectónico denominado palladiano; estos artesanos modificaron los diseños renacentistas del arquitecto italiano del siglo XVI Andrea Palladio para que se adecuara al gusto del siglo XVIII. Eran muebles bastante voluminosos, con profusión de frontones, cornisas, hojas de acanto y guirnaldas. El ebanista londinense William Vile, que trabajó para la corona en las décadas de 1750 y 1760, combinó el mobiliario clásico con otro de estilo rococó.

Los diseñadores de sillas ingleses y estadounidenses son la excepción a la regla de la continuación del énfasis clásico. Los artesanos más populares de Londres diseñaron elegantes sillones con respaldos de madera, una forma básica diferente de las sillas con respaldos tapizados más comunes en Europa continental. Al principio, los respaldos se realizaron con listones macizos como soporte central, enmarcados por barrotes y rejillas curvados en una adaptación libre de las sillas chinas. Posteriormente, el marco adoptó forma de yugo y los listones centrales dejaron de ser macizos y se perforaron para representar mejor el espíritu rococó.

Los diseñadores ingleses de mobiliario conocían muy bien las maderas. En el continente, los ebanistas estaban más preocupados por crear fantasías rococó, utilizando pintura cuando las taraceas y el oro molido resultaban demasiado caros. Los ebanistas italianos, alemanes, escandinavos y franceses continuaron con el estilo continental del diseño rococó.

Mobiliario neoclásico

El neoclasicismo surgió como reacción a los excesos del arte rococó y como vuelta al orden clásico, comenzando en el momento en que el rococó disfrutaba de su máximo esplendor. Los diseñadores que lo iniciaron abogaban por el retorno a las fuentes clásicas griegas y romanas en lugar de las fuentes renacentistas. Sin embargo, para adaptarse al gusto del siglo XVIII interpretaron los modelos clásicos con una delicadeza que supuso un gran contraste con el elaborado estilo rococó.

La cuestión sobre quién fue el impulsor de esta revolución en el diseño es controvertida. Robert Adam, el arquitecto inglés, introdujo el primero de sus diseños neoclásicos antes de 1760. Sin embargo, en París un importante coleccionista, La Live de Lully, había amueblado una habitación à la grecque, o en estilo neoclásico, más o menos en la misma época. Artistas ingleses, franceses y de otras nacionalidades empezaron a estudiar las ruinas de Roma y Atenas y descubrieron el papel de la historia en el estudio del diseño. El neoclasicismo fue el primer esfuerzo consciente de revivir un estilo de una forma coherente, en lugar de usar elementos de una corriente anterior como inspiración para diseños nuevos. Los primeros intentos no resultaron ser tan clásicos como creían los diseñadores que los llevaron a cabo, pero la transición a un historicismo más puro se produjo en un periodo relativamente corto.

Neoclasicismo francés

En Francia, la primera fase del neoclasicismo se denominó estilo Luis XVI, a pesar de que su reinado empezó en 1774 y los primeros ejemplares neoclásicos surgieron antes de esa fecha. El clasicismo de este estilo se manifestó dentro de un completo vocabulario de motivos derivados de fuentes grecorromanas, si bien las formas globales también reflejaban el nuevo estilo. Las formas de los muebles eran simples y geométricas; diseños rectangulares, circulares y ovales descansaban sobre patas rectas que se estrechaban y que tenían una sección cuadrada o redonda. Guirnaldas de flores o paños, motivos arquitectónicos como medallones, dentículos, molduras dóricas, jónicas y corintias y otros detalles parecidos se utilizaron como ornamentos en las piezas neoclásicas. Las maderas exóticas son muy utilizadas en este periodo en especial, la caoba, el ébano o el palo de rosa.

Neoclasicismo inglés

En Inglaterra se hizo popular el mobiliario pintado y se reavivó el interés por la decoración incrustada, que casi había desaparecido en el periodo rococó. El estilo neoclásico se fue extendiendo y se publicaron libros con sugerencias sobre nuevos diseños, formas y decoraciones de muebles. El libro de George Hepplewhite, Guía para ebanistas y tapiceros, publicado de forma póstuma en 1788, adaptaba algunos diseños tradicionales ingleses y franceses a las necesidades de los ebanistas que realizaban muebles neoclásicos. El aspecto más conocido del trabajo de Hepplewhite es su diseño de sillas con la parte posterior tapada, pero el estilo Hepplewhite era mucho más amplio. El diseño popular neoclásico en Inglaterra por lo general se considera normalmente inspirado en Hepplewhite o en Thomas Sheraton, cuyo primer libro, The Cabinet-Maker and Upholsterer’s Drawing-Book (Manual de dibujo para ebanistas y tapiceros), apareció parcialmente en 1791. La obra completa de Sheraton, publicada en 1803, mostraba diseños más clásicos, pero los más populares fueron los de sus sillas con respaldos cuadrados que aparecieron en su primer libro.

Mobiliario de estilo imperio

La utilización de diseños inspirados en hallazgos arqueológicos aumentó en la última parte del siglo XVIII e influyó en el mobiliario realizado en Gran Bretaña y en el continente europeo. Este nuevo auge marca la segunda fase del neoclasicismo, denominada estilo imperio porque se identificó con las actividades imperiales de Napoleón I. Aunque la tendencia hacia el diseño de mobiliario basado en el estilo de la antigua Roma había empezado antes de la Revolución Francesa, los diseñadores de Napoleón, Charles Percier y Pierre François Léonard Fontaine, fueron los más innovadores. La publicación de bocetos inspirados en estos diseñadores en el Journal des Modes de Pierre de La Mésangère (Revista de moda de Pierre de La Mésangère) a partir de 1796 ayudó a internacionalizar este estilo. El mobiliario ilustrado en esa publicación inspiró a la revista londinense de Rudolph Ackermann, Repository of Arts, Literature, and Fashions (Compendio de arte, literatura y moda), que empezó a publicarse en 1809. Otras publicaciones en alemán difundieron diversas versiones del estilo imperio en Europa.

En cada país, el estilo neoclásico fue interpretado con ligeras diferencias. En Inglaterra, donde se le llamó estilo regency, el arquitecto del príncipe de Gales de la década de 1780, Henry Holland, diseñó mobiliario siguiendo este estilo para las residencias reales y para las principales casas de campo. En Household Furniture and Interior Decoration (Mobiliario doméstico y decoración interior, 1807), Thomas Hope, coleccionista, experto en artes decorativas y gran entusiasta del arte clásico, describió su concepto del estilo clásico, en el que las influencias griegas y egipcias eran muy importantes.

El estilo imperio se convirtió en un estilo internacional, con interpretaciones escandinavas, alemanas, italianas, rusas y americanas. El concepto básico era el mismo: prototipos antiguos adaptados al gusto del siglo XIX. El cambio más importante, además del aumento de la influencia arqueológica, fue la escala. Los diseñadores intentaban volver a conseguir el sentido de monumentalidad y grandeza del que habían carecido desde principios del siglo XVIII. En las zonas de habla alemana, el neoclasicismo evolucionó hacia el estilo Biedermeier (nombre de un personaje que nunca existió). Esta denominación se aplicó cuando el estilo estaba pasando de moda, hacia 1850. Se caracterizaba sobre todo por la simplicidad de sus líneas, por ser cómodos y robustos, libres de pomposos motivos ornamentales. Cualquiera que fuese su denominación, el estilo imperio duró muchos años; empezó antes de 1800 y no desapareció sino hasta mediados del siglo XIX. Un prominente diseñador de este estilo en Estados Unidos fue el ebanista de Nueva York, Duncan Phyfe, que empezó sus trabajos en la década de 1790 y mantuvo su taller hasta 1847. Sus producciones englobaban una gran variedad de diseños neoclásicos, aunque es más conocido por su trabajo realizado entre 1800 y 1820, en el que integraba proporciones ligeras y exactos detalles arqueológicos.

Eclecticismo

Al mismo tiempo que los estilos neoclásicos de la primera mitad del siglo XIX reaparecieron otros estilos.

Neogótico

El gótico, que Chippendale había utilizado como fuente de motivos ornamentales, también despertó el interés de Sheraton y de algunos diseñadores posteriores. Hacia 1830, el interés por el gótico era más profundo. Este estilo fue admirado por algunos como una reacción contra el clasicismo, mientras que otros lo consideraron un estilo cristiano, preferible a los inspirados en el paganismo. Por una parte, el entusiasmo romántico favoreció los diseños basados en las ruinas medievales y la asimetría; por otra, existía un fuerte deseo de diseños inspirados por la fe religiosa. Augustus Charles Pugin y su hijo Augustus Welby Northmore desarrollaron el estilo neogótico, que implicaba la utilización de ornamentos arquitectónicos góticos sobre formas del siglo XIX.

Neorrococó

Un enfoque diferente por completo fue el utilizado por los diseñadores que lucharon por una vuelta a la elegancia. A partir de la década de 1820, el estilo rococó del siglo XVIII fue la inspiración para una reinterpretación del mismo en París.

Neorrenacimiento

En la década de 1860, el rococó perdió fuerza y se puso de moda el estilo renacentista. El renacimiento se definía de una forma muy vaga y su resurgimiento suponía también la aparición de motivos neoclásicos y otros basados en modelos renacentistas franceses. Algunos diseñadores rescataron diseños de estilo Luis XVI, pero en general el nuevo estilo se caracterizaba por formas largas y rectas decoradas con taraceas, bajos relieves y motivos lineales tallados.

La revolución contra la fabricación en serie

Para reproducir los muebles de estilos históricos, los fabricantes del siglo XIX utilizaron varios métodos: chapados que cubrían maderas baratas, tallados y taraceas que embellecían muebles de estilo de bajo precio y construidos con poco cuidado.

Movimiento Arts & Crafts

Como reacción a la supresión de originalidad y a la degradación de la calidad que la producción en masa provocó, el poeta y diseñador inglés William Morris creó el movimiento Arts & Crafts, en 1861. Junto con sus asociados, el arquitecto Philip Webb y los pintores prerrafaelistas Ford Madox Brown y Edward Burne-Jones, Morris buscaba un retorno a las tradiciones artesanales de la edad media. El grupo produjo diseños para todas las ramas de las artes decorativas con la intención de elevarlas al nivel de las bellas artes. Sus productos, incluido el mobiliario, resultaron admirables por su belleza y excelente artesanía y no tardaron en ser imitados. En la década de 1890, el movimiento se había extendido al continente europeo y a América del Norte. La influencia de Morris y de sus seguidores fue enorme; sus diseños eran a menudo considerados la fuente del diseño de mobiliario moderno. Sus ideas fueron expresadas en lenguaje popular por el arquitecto y escritor inglés Charles Eastlake en su libro Consejos sobre el gusto doméstico en mobiliario, tapicería y otros detalles (1868). Eastlake abogaba por un retorno a diseños simples y lineales inspirado en los trabajos rurales, realizados en roble y en maderas de árboles frutales. En Estados Unidos, donde el libro de Eastlake se convirtió en un clásico de la decoración, la simplicidad se ha realzado muchas veces con adiciones lujosas como madera de ébano, dorados y taraceas.

Mobiliario Art Nouveau

El Art Nouveau es un estilo directamente derivado del movimiento Arts & Crafts que floreció entre la década de 1890 y 1910, y que afectó tanto al arte como al diseño. Es un estilo orgánico derivado de formas naturales que transmite una sensación de movimiento, ejemplificado por la curva de ‘latigazo’, que se encuentra en muchos trabajos de este estilo. En el mobiliario, sus primeros exponentes fueron los arquitectos belgas Henri van de Velde y Victor Horta, quienes amueblaron los interiores de sus edificios para completar las formas sinuosas de los decorados arquitectónicos. En Francia, el arquitecto Hector Guimard, creador de las elegantes estaciones del metro de París en 1900, diseñó muebles igualmente asimétricos y con una gran diversidad de formas talladas. El notable vidriero Émile Gallé también diseñó algunos de los muebles Art Nouveau más llamativos, en los que predominaban motivos vegetales y florales. Louis Majorelle creó lujosos muebles inspirados asimismo en formas naturales y después de la I Guerra Mundial se convirtió en un prestigioso diseñador siguiendo el estilo del Art Déco. El arquitecto y diseñador escocés Charles Rennie Mackintosh creó, en su forma exclusiva de interpretar el Art Nouveau, hermosas piezas de mobiliario. Elementos típicos son las maderas de roble pintadas de blanco con elegantes taraceas, los montajes de metal y las vidrieras con formas vegetales abstractas y curvilíneas. En España el Art Nouveau es conocido como modernismo. Destaca el arquitecto Antoni Gaudí que diseñó algunos muebles, fundamentalmente sillas, en los que se manifiesta su afán por llevar el diseño a todos los terrenos. Su compatriota Rafael Massó, creó unos muebles inspirados en las innovaciones de Mackintosh, de sobria y áspera belleza.

Mobiliario del siglo XX

La revolución en las artes, que también afectó al diseño de muebles, marcó el paso de siglo. En un lugar destacado entre los máximos representantes de esta revolución artística se encuentra el arquitecto y diseñador austriaco Josef Hoffmann que, junto a otros artistas, fundó el estilo Sezession en Viena, en 1897, y el Wiener Wekstätte (Taller de Viena) en 1903. El Wekstätte realizó, entre otros tipos de artes decorativas, mobiliario de formas cúbicas que contrastaban de modo radical con la obsesión por las formas curvilíneas del Art Nouveau. Estos muebles tenían reminiscencias de los sobrios diseños de Mackintosh, que eran muy admirados por el grupo; el ángulo recto se utilizaba de forma constante y los detalles eran austeros. El estilo Sezession fue el precursor de dos importantes corrientes del siglo XX: la Bauhaus alemana y el Art Déco francés.

Mobiliario Bauhaus

El estilo Bauhaus, fundado en Weimar, Alemania (1919), por el arquitecto Walter Gropius, fue una escuela de arte y arquitectura global que llegó a ser una de las más influyentes en el desarrollo del arte del siglo XX. El mobiliario clásico contemporáneo, que todavía se sigue fabricando, fue diseñado por sus más renombrados arquitectos, Marcel Breuer y Ludwig Mies van der Rohe. Breuer diseñó su sillón Wassily de tubo de acero cromado y lona en 1925, y su copiada silla en voladizo de tubo con asiento y respaldo de mimbre enmarcados en madera en 1928. Mies diseñó su famosa silla Barcelona, una obra maestra formada por dos elegantes marcos curvados en forma de X, de tiras de acero cromadas que soporta cojines de cuero, en 1929. El objetivo de ambos arquitectos era concebir muebles estéticamente agradables para la producción en serie.

Mobiliario escandinavo

Algunos de los muebles contemporáneos más admirados se crearon en Escandinavia. El arquitecto finlandés Alvar Aalto y el diseñador danés Arne Jacobsen crearon muebles de madera laminada de exquisitas proporciones y eminentemente prácticos para la fabricación en serie.

Mobiliario Art Déco

El Art Déco surgió en la primera década del siglo XX, aunque su nombre proviene de la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925, especialmente a partir de las formas geométricas nítidamente definidas del estilo Sezession. El interés de la Bauhaus por la utilización de nuevos materiales también tuvo su influencia. El estilo perduró hasta 1939 y experimentó un resurgimiento e incluso imitación en las décadas de 1970 y 1980. Los más destacados diseñadores de Art Déco fueron franceses: Louis Majorelle, André Groult, Pierre Chareau y Jacques Émile Ruhlmann. Sus piezas tienen una estilizada riqueza basada tanto en la extraordinaria manufactura —maderas raras con acabados brillantes y taraceas de materiales exóticos, como marfil, en diseños abstractos y angulares— como en las audaces formas geométricas. Sin embargo, el estilo se devaluó con mucha rapidez debido a versiones de baja calidad, a la que daba lugar la producción en serie.

El arquitecto Frank Lloyd Wright también diseñó muebles, con un diseño totalmente subordinado al diseño del edificio. Favoreció el mobiliario empotrado que pasaba a formar parte de la arquitectura.

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